viernes, 29 de febrero de 2008

BORGES: "ARTE POÈTICA"




A continuaciòn, les comparto un hermoso poema de Jorge Luis Borges, en èl no encontraremos ese lenguaje con que abordaba sus incertidumbres metafìsicas o disquisiciones laberìnticas. Màs bien, nos encontramos con certidumbres plenas, en torno a diversos temas: la vida y la muerte, la vigilia y el sueño, lo perenne y lo inmortal; en èl nos ofrece un espejo (la poesía y el arte en general) como forma de reconocernos, como revelación de nosotros mismos y de nuestra vida; en el que nos miramos para conocer y reconocer nuestra condiciòn humana. Temas que han sido propios de la gran poesìa y la literatura en general. El poema, en verdad, exige una lectura atenta; motivo por el cual, me permito sustraerlo, de uno de mis comentarios anteriores sobre Borges: "Borges: entre la metafisica, el mito y lo fantàstico"










“ARTE POÈTICA”, (El hacedor)
Borges



Mirar el río hecho de tiempo y agua
Y recordar que el tiempo es otro río,
Saber que nos perdemos en el río
Y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
Que sueña no soñar y que la muerte
Que teme nuestra carne es esa muerte
De cada noche, que se llama sueño

Ver en el día o en el año un símbolo
De los días del hombre y de sus años,
Convertir el ultraje de los años
En una música, un rumor y un símbolo.

Ver en la muerte el sueño, en el ocaso
Un triste oro, tal es la poesía
Que es inmortal y pobre. La poesía
Vuelve como la aurora en el ocaso

A veces en las tardes una cara
Nos mira desde el fondo de un espejo;
El arte debe ser como ese espejo
Que nos revela nuestra propia cara

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
Lloró de amor al divisar su Ítaca
Verde y humilde. El arte es esa Ítaca
De verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable
Que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
Y es otro, como el río interminable.

martes, 26 de febrero de 2008

BORGES. Entre la metafìsica, el mito y lo fantàstico











A continuaciòn, mi comentario a la obra de Borges y mi rèplica a la lectura "La casa de Asteriòn" de otro Blog, su link: http://www.franciscomendez.blogspot.com/.




Ulises: Borges siempre será un escritor imprescindible en toda conversación que tenga por objeto a nuestra literatura hispanoamericana; y la conversación que animas con tus aportaciones, curiosidad e inteligencia , en ésta tu casa “virtual”, me estimula para compartir mi opinión acerca de la obra literaria de Borges y, en particular, de tu lectura del cuento: “ La casa de Asteriòn”. Sé que no poseo las cualidades de un crítico literario, ni mucho menos; pero lo hago en calidad de lector al cual le apasiona, como a muchos, la literatura como una forma de creación y recreación de la lengua española.



La obra de Borges, con sus ensayos, cuentos y poemas ; es en sí misma, todo un universo literario en el cual llegamos a percibir vasos comunicantes entre ellos, en la que con una prosa brillante e inquisitiva en torno a determinados temas que le son propios y reiterativos, distinguen al universo literario borgesiano: El tiempo y su continua sucesión, la inmortalidad, la disolución del yo, el universo como algo infinito, la historia que deja de ser progresiva para convertirse en circular (¿mito del eterno retorno?), sus disquisiciones teológicas o teleológicas. A veces, cuando leo un ensayo de Borges sobre “Pascal” o “La esfera de Pascal”, “Refutación del tiempo”, no puedo dejar de sentir la sensación que va de realidad a irrealidad o ficción; de la misma manera -a la inversa- al leer un cuento como el “El jardín de los senderos que se bifurcan”, “Pierre Menard, autor del Quijote” o “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, experimentar la ficciòn como realidad. ¿Es ilusoria la división? Ficción como realidad o realidad como ficción. Creo, esta es una de las cualidades -entre otras- de las creaciones maravillosas y fantásticas en la obra Borgesiana. Elaboradas con ese lenguaje laberìntico-metafìsico o lògico-fantàstico.



A veces, experimento cierto agobio al seguir a Borges en sus perplejidades metafìsicas o teológicas, pero el resultado al final, es gratificante. Cierro este primer comentario con las palabras de Octavio Paz en torno a Borges:



A través de variaciones prodigiosas y de repeticiones obsesiv as, Borges exploró sin cesar este tema único: el hombre perdido en el laberinto de un tiempo hecho de cambios que son repeticiones, el hombre que se desvanece al contemplarse ante el espejo de la eternidad sin facciones, el hombre que ha encontrado la inmortalidad y que ha vencido la muerte pero no al tiempo ni a la vejez.” O. Paz “Convergencias” Ed. Ariel 1991





Ahora bien, pasando a tu lectura comentada del cuento: “La casa de Asteriòn”, te comparto mi lectura que, en cierta forma, difiere de la tuya. Trataré de ser breve y, espero, no parecer tedioso. Si pudiera reducir a unas cuantas palabras mi lectura del cuento de Borges, lo llamaría: “Asteriòn y su laberinto de la soledad” ¿Por qué? Creo, Borges acude a un recurso literario que consiste en servirse del mito “Teseo y el Minotauro”, para la creación y recreación de una obra literaria y, ¿Por qué no?, otro mito literario. La literatura se ha alimentado a lo largo de su existencia de la recreación literaria de otros mitos. Dice Borges: “La historia universal es la historia de la diversa entonación de algunas metáforas.” Igual se podría decir: “La literatura es la diversa recreación de algunos mitos” Hablando de ficciones literarias, es válido. Bien, efectivamente, hay una referencia literaria al mito, de Apolodoro; pero al incorporarla al cuento (así sea verosímil o inverosímil), como suele hacerlo Borges en sus narraciones, ésta forma parte ya, de lo fantástico. Ulysses, tengo la impresión, que tu lectura intenta ceñirse o ajustarse al mito clàsico, de ahí las dificultades o contradicciones en tu lectura. No hay nada que justifique a Teseo como un “redentor cristiano”, tú mismo lo dices, no es nada convincente. Borges era escéptico en cuestión de religión. Tampoco creo que la narración se desarrolle como acertijos, más bien creo que los recursos de Borges son la parábola, hipérbole o la paradoja. ¿Quién es Asteriòn? Es un ser omnisciente y creador (¿Un Dios?), que habita su casa-universo-laberinto cuyas puertas son infinitas (no tienen cerraduras) y no es un prisionero como Minotauro. Asteriòn es un soberbio, misántropo y tal vez, loco. Asteriòn, nos dice, que estas acusaciones son irrisorias, pero no que sean falsas; “que está capacitado para lo grande”. “Su casa es el mundo y todas las cosas se repiten infinitamente: aljibe, patios, abrevadero, pesebre, también los mares y templos son infinitos. Todo se repite infinitamente, solo dos cosas están una sola vez: el sol y Asteriòn." El Asteriòn del mito: Minotauro. Asteriòn es un ser creador omnisciente: “Quizá yo he creado las estrellas y el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.”La narración es el soliloquio de un ser omnisciente y creador en la quietud y soledad de su casa-universo-laberinto con puertas, y algunas cosas que se repiten infinitamente. Es un soliloquio en el que, a veces, dialoga y juega con el otro Asteriòn: el Minotauro. Asteriòn es un ser que vive con terror su soledad y la infinitud de su casa-laberinto.



El terror cíclico del sacrificio de nueve hombres cada nueve años (a diferencia del Minotauro,que le sacrifican 7 mancebos y 7 doncellas anualmente.) ¿Mito del eterno retorno?. Asteriòn, a la espera de la llegada de su “redentor” que lo salvará (no en el sentido cristiano) de su eterna soledad y de su infinito universo. En esta narración, se da una de las obsesiones recurrentes de Borges: Su terror a los universos infinitos, de la misma manera que el terror que experimentaba Pascal. Nos lo dice Borges en su ensayo sobre “La esfera de Pascal”: “Una esfera espantosa, cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna.” Otra frase que se le atribuye a Platón: “…esa esfera intelectual, cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna, que llamamos Dios…”




Octavio Paz decía que, cuando empezó a publicar Borges sus primeros cuentos y ensayos en la década de los 40s del siglo pasado; su nombre era una contraseña para algunos iniciados y su obra el culto secreto de unos cuantos adeptos. Han pasado más de sesenta años y me pregunto ¿Sigue siendo Borges un autor para minorías? La obra de Borges exige mucho al lector y seguirlo en sus perplejidades y construcciones laberintico-metafísicas o lógico-fantásticas, no deja de ser algo agobiante. Pero al final, es sumamente gratificante darse cuenta de la perfección de sus objetos verbales y también de su prosa brillante y maravillosa para abordar los temas que son propios del universo borgesiano. Si algo distingue a Borges y su obra: es su carácter excéntrico y universal, que trasciende los nacionalismos de la literatura y asimila (para beneficio de nuestra literatura hispanoamericana), las diversas corrientes literarias: las del Extremo Oriente, las de la India, las árabes y las persas y, por supuesto, también la Occidental.



Borges el inquisitivo interrogó al mundo; su duda fue creadora y suscitó la aparición de otros mundos y realidades (…) La literatura tiene sólo dos temas: uno, el hombre con los hombres, sus semejantes y sus adversarios; otro, el hombre solo frente al universo y frente a sí mismo. El primer tema es el del poeta épico, el dramaturgo y el novelista; el segundo, el del poeta lírico y metafísico.” Octavio Paz “Convergencias” Ed. Ariel 1991.




En los diálogos entre Borges y Ernesto Sábato (grabados por Orlando Barone) dice Borges: “La idea de un ser perfecto, omnipotente, todopoderoso es realmente fantástica”. Y cuando Sábato le pregunta: “Pero dígame, Borges, si no cree en Dios ¿por qué escribe tantas historias teológicas?”. Responde Borges: “Es que creo en la teología como literatura fantástica. Es la perfección del género”.
Pasando a otra cosa, que es lo que quería compartirles: es un poema de Borges que nos revela a otro Borges, sin las incertidumbres metafísicas y sus disquisiciones teológicas. Un Borges màs terrestre–por decirlo de algún modo- , con más certidumbres en torno a los temas que fueron objeto en su obra literaria, en la que no nos ofrece espejos laberínticos o metafísicos para intentar reconocerse en ellos. Si no, que nos ofrece un espejo (la poesía y el arte en general) como forma de reconocernos, como revelación de nosotros mismos y de nuestra vida. Certidumbres en torno a la vida y la muerte, la vigilia y el sueño, lo perenne y lo inmortal. Me gustaría comentar el poema, hermoso en verdad, pero se los dejo para que disfruten su lectura. Saludos





(“ARTE POÈTICA”, El hacedor)
Borges
Mirar el río hecho de tiempo y agua
Y recordar que el tiempo es otro río,
Saber que nos perdemos en el río
Y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
Que sueña no soñar y que la muerte
Que teme nuestra carne es esa muerte
De cada noche, que se llama sueño

Ver en el día o en el año un símbolo
De los días del hombre y de sus años,
Convertir el ultraje de los años
En una música, un rumor y un símbolo.

Ver en la muerte el sueño, en el ocaso
Un triste oro, tal es la poesía
Que es inmortal y pobre. La poesía
Vuelve como la aurora en el ocaso

A veces en las tardes una cara
Nos mira desde el fondo de un espejo;
El arte debe ser como ese espejo
Que nos revela nuestra propia cara

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
Lloró de amor al divisar su Ítaca
Verde y humilde. El arte es esa Ítaca
De verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable
Que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
Y es otro, como el río interminable
.

lunes, 25 de febrero de 2008

"LA CASA DE ASTERIÒN" (Comentario sobre la obra de Borges)

A continuaciòn reproduzco el cuento: "La casa de Asteriòn" de uno de los escritores màs importantes de nuestra literatura hispanoamericana en el siglo XX. Posteriormente, me permito realizar algunos comentarios en torno a la obra de Borges y, en especial, un comentario-rèplica (lo encontraràn en la siguiente entrada) a la lectura del cuento en la aportaciòn de otro blog: Jaquemate, proporciono su liga por si desean leer y comparar su lectura y la mìa: www.franciscomendez.blogspot.com. Ojalà, todo esto redunde en un mayor conocimiento de su obra y propicie la lectura de este escritor excepcional en nuestra literatura hispanoamericana.


Cualquiera que haya leído un solo cuento de Borges (y afortunadamente Borges sólo
escribió cuentos y ensayos como cuentos) se dará cuenta de que está frente a un escritor excepcional. Fue Borges quien dijo de Quevedo que no era un escritor sino una literatura. Con mayor justicia se puede afirmar que Borges es una literatura
"

Guillermo Cabrera Infante




"El minotauro"
George Frederick Watts (1817-1904)






Y la reina dió a luz un hijo que sellamó Asterión
APOLODORO, Biblioteca, III, I



Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito (1) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la Tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el Sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.


El hecho es que soy único. no me interesa lo que un hombre pueda transmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.


Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. ( A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el del otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.


No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Esto no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado Sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el Sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.


Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá que me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

El Sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba un vestigio de sangre.


- ¿Lo creerás, Ariadna? - dijo Teseo -. El minotauro apenas se defendió.
A Marta Mosquera Eastman
(1)El original dice catorce, pero sobran motivos para inferir que en boca de Asterión, ese adjetivo numeral vale por infinitos





miércoles, 20 de febrero de 2008

"ÌTACA" (Poema de Eugenio Montejo)

A continuaciòn, me permito compartir un poema, que es a su vez, una relectura de otro gran poema: "Ìtaca" de Konstantinos Kavafis, que es una relectura del poema homèrico: "La Odisea", que es una lectura de ese universo mìtico-griego. ¿Un poema en el espejo de otro poema? ¿Diàlogo entre poemas u objetos verbales y, a su vez, comuniòn entre poetas? Su autor: Eugenio Montejo, es un poeta venezolano, nacido en 1938 y recupera la condiciòn marginal, subterrànea y, un tanto sagrada de la poesìa. La transcripciòn la realizè de una grabaciòn, espero haber respetado la versificaciòndel autor. Caso contrario, yo soy el responsable de los errores de la versificaciòn del poema.









ÍTACA
Para un homenaje a Konstantinos Kavafis

Por esta calle se va a Ítaca
y en su rumor de voces, pasos, sombras,
cualquier hombre es Ulises.
Grabado entre sus piedras
se halla el mapa de esa tierra añorada.
¡Síguelo!

El pájaro que escuchas está cantando en griego.
No lo traduzcas. No va ahorrarte camino.
Aquellas nubes vienen de su mar.
¡Contémplalas!
Son más puros los cielos de las islas.


Por esta calle, en cualquier auto,
hacia el norte o el sur
se viaja a Ítaca.
En los ojos de los paseantes arde su fuego,
sus pasos rápidos delatan el exilio.
Aún sin moverte –como estos árboles-
hoy o mañana llegarás a Ítaca.
Está escrito en la palma de tu mano
como una raya que se ahonda, día tras día,
aunque te duermas, despertarás en Ítaca.

La lluvia de este valle,
todo lo arrastra, despacio, hasta sus puertas,
no tiene otro declive.
Ya puedes anunciarnos tu llegada,
buscar hotel, dar al olvido tu destierro.
Por esta calle no ha cruzado un hombre,
que al fin, no alcance su paisaje.
Prepara el corazón para el arribo,
una vez en su reino, muestra tu magia.
Será el reto supremo del exilio.

A ese mar no se miente,
la furia de sus olas todo lo hace naufragio.
Pero no te amilanes.
¡Demuéstranos que siempre fuiste Ulises!

EUGENIO MONTEJO (1928 Venezuela)

viernes, 8 de febrero de 2008

ANTOLOGÌA DE LA LITERATURA FANTÀSTICA




Los cuentos que a continuaciòn les ofrezco, vienen en una de las antologìas mas importantes, realizada por tres grandes escritores argentinos: Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo. Esta antologìa fue publicada en la primera mitad del siglo XX (1940). A travès de ella, nos enteramos de tradiciones literarias importantes, que han alimentado (para provecho y felicidad de nuestra literatura hispanoamericana) nuestra literatura fantàstica, baste mencionar -por decir algo- la gran obra literaria de Borges que, en sì misma, es toda una literatura. En esta antologìa encontraremos obras literarias que provienen de diversas tradiciones: Extremo Oriente, Àrabe, Persa y, por supuesto, Occidente. Esta antologìa no tiene desperdicio.

A continuaciòn, me permito transcribir unas lìneas que, en torno a esa gran tradiciòn de la literatura àrabe, nos dice Guillermo Cabrera Infante en artìculo publicado en la Revista Letras libres en Septiembre de 2001. En el que realiza un recuento geogràfico e històrico de la trayectoria que ha recorrido el arte narrativo del cuento. El artìculo se llama: "Y va de cuentos".


"Las mil y una noches es la más monumental compilación de cuentos del fin de la Edad Media. Esos cuentos son la más traducida (y conocida) literatura árabe después del Corán. Sus historias ("Alí Babá y los cuarenta ladrones", "Aladino y la lámpara maravillosa" y "Simbad el marino") tienen tanta popularidad como cuando fueron traducidos a los distintos idiomas europeos. Su influencia es perceptible desde Boccaccio y Chaucer. Pero antes un extraordinario escritor español, el Infante Don Juan Manuel, incluyó en su Libro de los ejemplos más de un cuento árabe que venía de Las mil y una noches, convertida entonces en tradición oral. Al revés de lo que ocurre con los cuentos contemporáneos en Europa, Las mil y una noches tiene mil y un autores y la despabilada princesa Sherezada es un autor colectivo que cuenta con voz de mujer. Son en todo caso cuentos de encanto y hasta su título en árabe es encantador, encantatorio: Alf Layla wa Layla. De esa vasta colección de cuentos se ha rastreado su origen hasta el siglo IX después de Cristo. Su última forma es del siglo XVI. Es decir que el libro cubre con su embrujo oriental casi toda la Edad Media cristiana —a pesar de que cada comienzo de cada cuento dice: "...pero Alá es más poderoso". Después sigue una clase desconocida de poesía que las infieles y cruentas traducciones no han conseguido aniquilar. Sherezada es la más poderosa máquina de matar el aburrimiento y la crueldad del rey que siempre asesinaba a la consorte de cada noche con excepción de la cuentista, una mujer aunque amenazada amena."


OJOS CULPABLES


Cuentan que un hombre compró una muchacha por cuatro mil denarios. Un día la miró y echó a llorar. La muchacha le preguntó por qué lloraba; él le respondió: “Tienes tan bellos ojos que me olvido de adorar a Dios.” Cuando quedó sola, la muchacha se arrancó los ojos. Al verla en ese estado el hombre se afligió y le dijo: “¿Por qué te has maltratado así? Has disminuido tu valor.” Ella le respondió: “No quiero que haya nada en mí que te aparte de adorar a Dios. A la noche, el hombre oyó en sueños a una voz que le decía: “La muchacha disminuyó su valor para ti, pero lo aumentó para nosotros y te la hemos tomado.” Al despertar, encontró cuatro mil denarios bajo la almohada. La muchacha, tendida a un lado, estaba muerta.

Ah’ Med Ed Chiruani






FINAL PARA UN CUENTO FANTASTICO

-¡Qué extraño! –dijo la muchacha, avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada! –La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.
-¡Dios mío! –dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos ha encerrado a los dos!
-A los dos no. A uno solo –dijo la muchacha-.
Pasó a través de la puerta y desapareció

Ireland
Visitations (1919
)



HISTORIA DE LOS DOS QUE SOÑARON

Cuentan los hombres dignos de fe (pero sólo Alá es omnisciente y poderoso y misericordioso y no duerme) que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió, menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un desconocido que le dijo:
-Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla.
A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los desiertos, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres. Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita, una casa y por el decreto de Dios Todopoderoso una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y lo llevaron a la cárcel. El juez lo hizo comparecer y le dijo:
-¡Quién eres y cuál es tu patria?
El hombre declaró:
-Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Yacub El Magrebí.
El juez le preguntó:
-¿Qué te trajo a Persia?
El hombre optó por decirle la verdad y le dijo:
-Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que la fortuna que me prometió ha de ser esta cárcel.
El juez echó a reír.
-Hombre desatinado –le dijo-, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín y en el jardín, un reloj de sol y después del reloj de sol, una higuera, y bajo la higuera un tesoro. No he dado menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has errado de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no vuelva a verte en Isfaján. Toma estas monedas y vete.
El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la higuera de su casa (que era la del sueño del juez) desenterró el tesoro. Así Dios le dio bendición y lo recompensó y exaltó. Dios es el Generoso, el Oculto.

Gustav Weill (1808-1889)