viernes, 30 de mayo de 2008

"ENTRE LA MEMORIA Y EL OLVIDO"

Somos un recuerdo que ha sido olvidado
Salvador Elizondo (Farabeuf)
Para mi hija Victoria en su cumpleaños.
También para la pequeña Justine


                                                              (Cuento)
                                       "ENTRE LA MEMORIA Y EL OLVIDO: SUEÑOS"





No deja de recurrir en mis sueños esta imagen: me veo en un campo muy extenso con pastizales muy crecidos, que casi me rebasan arriba de la cintura. Está ya atardeciendo pero el sol todavía se siente con alguna intensidad crepuscular, a lo lejos, veo a mi padre que algo esta buscando y, creo que yo también le estoy ayudando en esa búsqueda. ¿Que es lo que busca? Le pregunto a mi madre acerca de este sueño y me dice: Si, efectivamente, sucedió hace muchos años cuando yo tenía 3 o 4 años. Y que, lo que estábamos buscando era una paloma que se nos había escapado de la casa. Mi casa la recuerdo muy humilde con techos de lámina y muy pequeña. No logro recordar más. Y así, de esta manera logro recordar o evocar imágenes de mi infancia. No logro discernir si son fruto de mis sueños o efectivamente sucesos que me han pasado. ¿Importa? No veo otra forma de recuperar algunas etapas de mi infancia. En especial aquellas en la que tenía 3 o 4 años. Logro recordar con más claridad aquellas en las que tenía 6 años en adelante. Hay una escena que viene a mi mente con claridad. Mi madre fue a recogerme a la escuela primaria -estaba en 1er. año- ya veníamos de regreso y próximos a llegar a la casa. Teníamos que cruzar una gran avenida. Yo venia tomado de la mano de mi madre y ella traía en brazos a mi hermana Silvia. Mi hermano Emilio también venía con nosotros -era más pequeño que yo- tenía 4 años y estábamos a punto de cruzar la avenida. Emilio cruza la avenida sin que mi madre se diera cuenta, pero al intentar regresar y cruzar otra vez, mi hermano es atropellado por un camión. De pronto veo mucha gente alrededor de mi hermano, mi madre llorando. Pasan las horas y la ambulancia no llega. Creo que mi hermano ya había fallecido. Alguien me lleva a casa de unos vecinos y ahí duermo la noche. Amanece y despierto. De pronto, ya en mi casa, veo a mi hermano en un ataúd pequeño y blanco. Me subo en una silla para verlo mejor. Lo veo con su cara pálida y, no logro recordar, si tiene unos algodones en su nariz o es algo que está secretando de color blancuzco. No experimento nada ni siento nada. Solo asombro. Es mi primera percepción de la muerte. Creo que, de niños es difícil tener una idea clara de lo que significa la muerte. Por lo pronto, es ausencia, es un no estar ya más en este mundo. Me acostumbro a la ausencia de mi hermano. Siendo ya un joven, lloro su ausencia al calor de unas copas. Serían estas las primeras ocasiones en que me embriagaba. Tendría 15 o 16 años.

Agosto de 2006.