miércoles, 19 de noviembre de 2008

"SOLEDADES...DE BABEL O DIALÈCTICA DE LA SOLEDAD: SOLEDAD Y OTREDAD"



IN MEMORIAM: Para Octavio Paz en su aniversario luctuoso.



Las líneas que a continuación escribo, son un comentario sesgado, en torno a la soledad y que, como pretexto de la lectura de un poema de Benedetti: “Soledades”, me permito contraponer mi lectura que, en torno a la poética de la soledad, Octavio Paz nos ha aportado. Tal vez, sea ocioso mencionar dos de sus grandes obras: un ensayo de poética histórica: “Laberinto de la Soledad” y un gran poema: “Piedra de Sol”. Quienes estèn interesados en leer los poemas aludidos en estas líneas; no les será difícil encontrarlos en Google. No està por demás advertirles que no pretendo, ni con mucho, un análisis de los poemas en cuestión. Es, sobre todo, un comentario sesgado en torno a la soledad.



“Nuestra condición humana es: nacer solos y morir solos”
Octavio Paz

I


La soledad siempre ha sido uno de los temas centrales en la poesía y, no lo es menos, en la poesía en lengua española. Su sentido poético ha cambiado a lo largo de la historia. La soledad, concebida como retiro y apartamiento de la turbulencia de las ciudades, para regocijo y plenitud del espíritu en la paz y quietud del campo. (Góngora, Lope de Vega), pero también existe la soledad del místico, que es una forma de abandono y comunión con esa otra realidad: lo sagrado y lo divino (San Juan de la Cruz); la soledad como forma de abismarse en sí mismo, como forma de autoconocimiento: “las aguas del abismo/ donde me enamoraba de mí mismo” (Quevedo). Y a partir del siglo XIX con ese gran movimiento de rebelión romántico: Nietzsche, Marx, Freud y, en especial, los poetas “malditos o demoníacos”: Hölderlin, Novalis, Baudelaire, etc., la soledad se asume como conciencia de la angustia, fruto del desamparo y desesperanza del hombre moderno; como conciencia de la escisión del hombre y sus creaciones; como búsqueda de unidad entre conciencia e inocencia; como nostalgia de un ‘estado perdido’ en el que el hombre era uno con el mundo y sus creaciones.
Ya en pleno siglo XX, Antonio Machado, poeta, escritor y filósofo, atisbó acerca de los problemas fundamentales de nuestro tiempo y de la poesía. Concebía a la soledad como búsqueda de ‘otredad’, como sed de alteridad. Machado, nos dice, que “el hombre es: esencial heterogeneidad del ser”. El hombre y su soledad solo adquiere sentido en relación a los ‘otros’. El hombre en su soledad es búsqueda de trascendencia, el yo adquiere sentido en el tú, el ser es avidez de ser lo que ‘el no es’. La radical alteridad del hombre es la mujer. Antonio Machado nos proporciona en su “Juan de Mairena” una dialéctica de la soledad.
Antes de seguir con estos comentarios, quisiera abordar el poema de Benedetti.
II


¿Desde que tradición poética nos habla el poeta en su poema “Soledades”? Es claro, que el poeta no puede eludir o abordar el tema de la soledad sin considerar lo que nos han dicho otros poetas. ¿Qué nos aporta o revela el poema para la comprensión de la soledad del hombre en estos tiempos modernos? Si algo nos aporta la poesía, es el revelarnos aspectos vitales de nuestra condición humana; el proporcionarnos una visión con la cual se nos haga más habitable y comprensible el mundo. Es a través de la palabra, que se nos revela el sentido profundo y misterioso del mundo.
¿Qué nos quiere decir el poeta, cuando dice: Ellos tienen razón/ esa felicidad/ al menos con mayúscula/ no existe”? ¿Se refiere a todos aquellos poetas que cuestionaron y nunca creyeron en profetas y proveedores de geometrías políticas? ¿Se refiere a todos aquellos que siempre rechazaron a totalitarios y autoritarios de todo tipo: comunistas, fascistas, burócratas, misioneros, terroristas, revolucionarios y todos los demás déspotas, igualadores y sistematizadores o proveedores de ‘Felicidad organizada’? Si es así. Comprendo sus desilusión y desencanto ante el fracaso de las utopías políticas del siglo XX como formas de “comunión absoluta”; como formas de “salvación del individuo” en proyectos “utópicos y revolucionarios”; teniendo como horizonte una promisoria y “nueva sociedad”.
Así las cosas, la felicidad (con minúscula) será una consecuencia, así sea breve o instantánea, de los estados de plenitud (amor, alegría, etc.) Lo inverso, también es válido. Los estados de plenitud: amor alegría –formas de encuentro con los otros-, al igual que la soledad, son formas de felicidad. Al final del poema, no es extraño que el personaje del poema se pregunte: ¿y después de la soledad? y, a su vez, ponga esa pregunta en el lector del poema.
Será necesario acudir a otro poema del mismo autor para comprender lo que nos quiere decir el poeta: “Soledades de Babel”. Creo que el poema es mejor –al menos para mí- al de “Soledades”, que lo encuentro o percibo muy mediocre y con excesos de prosaísmo.
“Soledades de Babel” logra decirnos o mostrarnos la visión del poeta con más claridad sobre el tema de la soledad en las ciudades modernas de nuestro mundo contemporáneo. La parábola bíblica no podría ser mejor, para hacernos comprender su visión. Es más, con este poema se hace más comprensible su poema “Soledades”. No comparto su relativismo de solitarios, de solitarios que se saben solos, de individuos que son presos de su propia soledad; presos en su ‘torre de Babel’; presos en su lengua de solitarios. El poeta o el personaje del poema ¿es el mismo? No logra escapar a la dicotomía o contradicción entre comunión y soledad, que forma parte de otra serie de dualidades: individuo y sociedad, pasión y conocimiento, poesía e historia, canto y reflexión, amor y erotismo, etc. Cierto, el fenómeno de la soledad en las ciudades modernas es un hecho indiscutible. La ciudad se ha convertido, a partir de la segunda mitad del siglo XX, en uno de los grandes temas de la poesía y ha sido tema de grandes poetas: Cernuda, García Lorca, Xavier Villaurrutia, Octavio Paz, Eugenio Montejo, T.S. Eliot, y un largo etc.
“Soledades de Babel” nos muestra una ciudad habitada por solitarios que se saben solos, que están presos en su propio laberinto de la soledad, pero… ¿Cuál es nuestro hilo de Ariadna?

Así/ diseminados pero juntos
Cercanos pero ajenos/solos codo con codo
Cada una en su burbuja/ insolidarios
Envejecen mezquinos como islotes

III

“Hay que saber estar solo para saber estar con los demás”
Octavio Paz



Antonio Machado, pero sobretodo, Octavio Paz ( con su poética de la ciudad); nos han proporcionado una respuesta diferente a uno de los problemas cruciales de la poesía contemporánea. Esto nos ha permitido pensar con más claridad el tema de la soledad en las ciudades moderna de nuestro siglo XX a la fecha. Si partimos del hecho de que soledad y comunión son formas vitales de estar en el mundo para el individuo. Con Machado, la soledad solo adquiere sentido con la otredad, con la búsqueda esencial de alteridad: con la búsqueda y encuentro con los otros. La soledad, como conciencia de soledad, presupone a los otros como conciencia de la separación y desligamiento del yo con respecto al tú, de un yo cercenado de un nosotros. No existe soledad pura; toda soledad presupone la alteridad u otredad.

“El conocimiento de nosotros mismos se manifiesta como un sabernos solos; entre el mundo y nosotros se abre una impalpable, transparente muralla: la de nuestra conciencia.”
“Laberinto de la Soledad” Octavio Paz
Octavio Paz, heredero de tradiciones poéticas diversas: como la barroca (Quevedo, Lope de Vega, Góngora); la romántica (Novalis, Baudelaire) y de la poesía modernista, así como del pensamiento de Machado, Paz escribe un poema: “Piedra de Sol”, que es uno de los grandes poemas del siglo XX que se hayan escrito en lengua española; comparable a otro gran poema “The Waste Land” de T.S. Eliot. En ese poema, aborda el tema de la soledad de tal forma que, no se puede escribir sobre el tema de la soledad y la ciudad, sin considerar el gran aporte de este poema. Poema en el que se alía canto y reflexión, poesía y conocimiento, poesía e historia de una manera excepcional.

“los otros todos que nosotros somos…
Los otros que no son si yo no existo,
Los otros que me dan plena existencia.”
(…)

Ten un rostro
Para mirar mi rostro y que te mire,
Para mirar la vida hasta la muerte.
“Piedra de Sol”
Octavio Paz


“El hombre soledad, el hombre comunión, el hombre amor, el hombre desesperanza, el hombre libertad, se expresan en la palabra y no es que la palabra se reduzca a una mera expresión de lo que el hombre piensa o siente, sino que es, por definición, la esencia misma que lo constituye. Hombre equivale a palabra, a lenguaje, a poema.”
“Poesía y conocimiento” Ramón Xirau

Bueno, hasta aquí termina lo que no dejar ser un pequeño acercamiento al tema de la soledad y a la poética de Octavio Paz. La poesía de Paz es muy vasta y sus horizontes rebasan mi capacidad. Pero, queden pues, éstas líneas como testimonio de mi admiración a este gran poeta.
Salud!!!!