jueves, 3 de abril de 2014

"ESPERANDO" (Cuento)



                                       Cuento de Osamu Dazai (1909-1948)
                                        (Traducciòn y nota de Pablo Figueroa)


     (  A continuaciòn les presento, un cuento de un escritor japonès que leì en un  blog del  poeta, escritor y fotògrafo: Aurelio Asiain. Espero que les agrade al igual que a mi. Su blog: http://www.aurelioasiain.blogspot.com/.  Este escritor es originario del D.F. (Mèxico) pero reside en Japòn. Ha realizado traducciones de poetas clàsicos japoneses, asì como tambièn es un excelente fotògrafo. Estoy seguro que si visitan su blog terminaran sorprendidos por sus poemas y traducciones y, sin duda, por sus fotografìas.)

                                                          "ESPERANDO"
Todos los días voy a la pequeña estación de tren a buscar a alguien. Quién es ese alguien, no lo sé.
Siempre paso por ahí después de hacer las compras en el mercado. Me siento en una fría banca, pongo la cesta de las compras sobre mis rodillas, y miro abstraídamente hacia los molinetes. Cada vez que llega un tren, una multitud de pasajeros es escupida hacia afuera desde las puertas de los vagones. La muchedumbre avanza en tropel hacia los molinetes, y las personas, todas con la misma cara de enojo, sacan los pases y entregan los boletos. Luego, sin mirar hacia los costados, caminan precipitadamente. Pasan por delante de mi banca, salen hacia la plaza que está frente a la estación, y se van cada uno por su lado. Yo sigo sentada distraídamente. ¿Qué sucedería si alguien sonriese y me hablase? ¡Ay no, por Dios! La mera posibilidad me pone tan nerviosa que me estremezco de sólo pensarlo, como si me hubieran echado agua fría en la espalda. No puedo respirar. Y sin embargo, continúo esperando a alguien todos los días. ¿A quién podría ser que estuviera esperando? ¿A qué tipo de persona? Pero quizás lo que estoy esperando no sea un ser humano. Odio a los seres humanos. En realidad les tengo miedo. Cada vez que estoy cara a cara con alguien diciendo cosas como “¿qué tal, cómo está?”, o “¡cómo refrescó!”, saludando sólo para cumplir, siento que soy la persona más falsa del mundo. Me pone tan terriblemente mal que quiero morirme. Y las personas con las que hablo se ponen a la defensiva sin razón, me hacen vagos cumplidos, y comentan sentenciosamente impresiones que no tienen en verdad. Su cautela mezquina me hace sentir triste: el mundo es cada vez más repugnante y no puedo soportarlo. La gente intercambia tensos saludos desconfiando unos de otros hasta cansarse, y así pasa la vida.
A mí no me gusta encontrarme con gente. Por eso, a no ser que hubiera una razón excepcional, nunca visitaba a amigos. Lo más cómodo ha sido para mí estar en casa con mi madre cosiendo, las dos solas, en silencio. Pero finalmente estalló la guerra[1], y el ambiente se puso tan tenso, que empecé a sentirme culpable de quedarme en casa todo el día sin hacer nada. Me sentía angustiada y no podía relajarme en absoluto. Quería hacer una contribución directa trabajando tan duro como pudiese. Perdí toda fe en la vida que había llevado hasta ese momento.
No soporto quedarme en casa en silencio. Sin embargo cuando salgo me doy cuenta de que no tengo ningún lugar adonde ir. Así que hago las compras, y al regresar, paso por la estación y me siento distraídamente en la fría banca. Tengo la ilusión de que alguien venga, pero si esa persona realmente apareciera, ¿qué haría? La idea me da pánico, pero estoy resignada. Si eso sucede, voy a entregarle mi vida: estoy preparada y ese momento marcará mi destino. Estos sentimientos de resignación y fantasías impudentes se entretejen de una forma muy extraña. La sensación me agobia de un modo sofocante. El mundo alrededor se enmudece; la gente que va y viene en la estación aparece pequeña y lejana, como si estuviera mirando por un telescopio al revés. La sensación es vaga, como si estuviera soñando despierta, como si no supiera si estoy viva o muerta. ¡Ay! ¿Qué cosa estoy esperando? Acaso yo no sea más que una mujer obscena. Todo eso del estallido de la guerra, lo de sentirme angustiada, de trabajar duro porque quiero ser útil, quizás sólo sea una mentira, una excusa noble para tratar de encontrar una oportunidad de materializar mis fantasías indiscretas. Me siento aquí con mirada perdida, pero en el fondo, dentro de mí puedo ver cómo flamea la llama de mis deseos obscenos.
¿Pero, a quién diablos espero? No tengo en absoluto una idea clara, solamente una imagen vaga y confusa. Y sin embargo, continúo esperando. Desde el estallido de la guerra paso por aquí todos los días a la vuelta de las compras y me siento en esta fría banca a esperar. ¿Y si alguien me sonriera y me hablara? ¡Ay, no!, no es usted a quien estoy esperando. Entonces, ¿a quién? ¿Qué espero? ¿Un marido? No. ¿Un novio? No, para nada. ¿Un amigo? De ningún modo. ¿Dinero? Es ridículo. ¿Un fantasma? ¡Ay no, por favor!
Algo más apacible y alegre, algo maravilloso. No sé qué. Por ejemplo, algo como la primavera. No, no es eso. Hojas verdes. El mes de Mayo. El agua fresca y cristalina fluyendo a través de los campos de trigo. No, tampoco es eso. Ay, y sin embargo sigo esperando, con el corazón palpitante. Las personas pasan unas tras otras delante de mis ojos. No es aquello, ni esto. Con la cesta de compras en mis brazos, me estremezco y espero con todo mi corazón. Le pido a usted por favor que no me olvide. Por favor no olvide a la chica veinteañera que viene todos los días a la estación y regresa a su casa sintiéndose vacía. Por favor recuérdeme, y no se ría de mí. No voy a decirle el nombre de la estación. Aunque no lo haga, usted me verá algún día.


En 1948, cuando Osamu Dazai se encontraba en la cúspide de su carrera literaria, decidió quitarse la vida junto con su amante, una joven viuda con quien había sellado un pacto de amor suicida. Para ello la pareja eligió un pintoresco canal del río Tama en el apacible suburbio de Mitaka en Tokio. En esa época del año las frecuentes y turbulentas lluvias del monzón hacían que los niveles de agua en los canales subieran considerablemente. Los cuerpos fueron encontrados en un recodo del rio unos días más tarde, justo cuando Dazai hubiera cumplido treinta y nueve años.
La idea de quitarse vida no era en absoluto nueva para el escritor: lo había intentado sin éxito en variadas ocasiones. Profundos traumas personales, una fuerte dependencia del alcohol, y desórdenes psíquicos que fueron empeorando a lo largo del tiempo, hicieron que el deseo de muerte ocupara un lugar preponderante en los pensamientos de Dazai. Esta obsesión con el suicidio se fusiona en su ficción literaria con un agudo e irónico sentido de crítica a la sociedad, otorgándole un carácter inseparable de lo autobiográfico.
Nacido con el nombre de Shuji Tsushima en 1909 en una pequeña ciudad de Aomori en el norte de Japón, Dazai fue el décimo de once hermanos de una familia acomodada. Su padre se encontraba a menudo fuera de la casa y su madre sufría problemas de salud crónicos, con lo cual el niño fue criado por tías y sirvientes. Su afición por las letras comenzó desde pequeño y en 1930 decidió ingresar al departamento de Literatura Francesa de la Universidad Imperial de Tokio.
Su paso inconcluso por la academia estuvo permeado del tumultuoso estado de cosas de la época y de sí mismo. Dazai se sintió fuertemente atraído por los ideales del marxismo y por el incipiente Partido Comunista de Japón, y a menudo manifestó su sentido de culpa por “haber nacido en la clase social equivocada”. Durante esta etapa temprana escribió una cantidad de cuentos cortos, y la experiencia adquirida a través del paradigma comunista se haría patente a lo largo de su carrera.
Un posterior período de relativa calma llegaría cuando Dazai contrajo matrimonio con Machiko Ishihara en 1939. Fue durante estos años que escribió dos novelas enormemente exitosas tituladas El Ocaso(Shayo, 1947) e Indigno de ser humano (Ningen Shikkaku, 1948). Ambas obras expresan el profundo pesimismo del autor y su visión decadente del ser humano; las hondas heridas de una sociedad golpeada por la posguerra dejaban al desnudo la crisis de identidad y de valores de una cultura que parecía condenada inexorablemente a la autodestrucción.
Si bien Montse Watkins ha traducido al español las novelas arriba mencionadas, no disponemos aún de versiones en nuestra lengua del resto de los trabajos llevados a cabo por Osamu Dazai. Esta nueva traducción de un cuento corto titulado Esperando (Matsu, 1954) es apenas una colaboración a una tarea todavía por emprenderse.

"LECTURA E INFORMACIÒN EN LA SOCIEDADES DEL CONOCMIENTO Y LA TECNOLOGÌA" (Entrevista)





"LECTURA E INFORMACION EN LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENTO, LA INFORMACIÒN Y LA TECNOLOGÌA" (Entrevista por Victoria Romero)
12 de julio de 2012 a la(s) 21:03
Lo que viene a continuaciòn, es una entrevista que me hizo mi hija Victoria con objeto de cubrir una tarea escolar en la Universidad. Al no lograr conseguir a quien entrevistar, me ofrecì yo. Lo cuàl me puso en aprietos. ¿porquè? No sabìa de que tema podrìa yo hablar ¿pintura, literatura o poesìa? se me hacìa muy vanidoso de mi parte. Por lo demàs, creo, acaso podrìa  atisbar algunas cosas interesantes en literatura o poesìa. Y, ciertamente,  eran temas no muy propios en la disciplina o carrera que està estudiando mi hija Victoria: ¡¡Relaciones Pùblicas!! uuuff.  Pues bien, logramos ponernos de acuerdo en el tema. Estructuramos la entrevista y la "ajustamos “para que la proporcionara al profesor de su asignatura en la Universidad. Al grabarla -fue inevitable- me excedì en los tiempos y, a veces- redundaba. La transcripciòn final de la presente entrevista fue corregida (para su publicaciòn en facebook) en lo que se refiere a la quinta pregunta y a las conclusiones. En èstas abordo (brevemente) lo que, a mi modo de ver, considero importante en la interpretaciòn de la lectura, en su sentido filosòfico u ontològico. Estoy cierto,  este tema requerirìa un trato aparte y más extenso. Ojalà,  en otra ocasiòn pueda escribir algo sobre el tema.
                                                        - ENTREVISTA-

A continuación, hablaremos sobre un tema importante para México: “Lectura e información en las sociedades del conocimiento y la tecnología”; tema que ha venido a ocupar una actualidad a raíz de la Encuesta Nacional de Lectura que se llevó a cabo en México en el año 2006. Encuesta en la que nuestro país ocupa uno de los últimos lugares dentro de los países que integran la OCDE: el índice promedio de lectura por habitante en México es de 2.9 libros por año. Por si fuera poco, también ocupamos, casi el último lugar en las evaluaciones PISA; examen que evalúa los conocimientos y competencias de los alumnos en condiciones simuladas de la vida ordinaria. Esto nos habla de que padecemos un gran rezago educativo en Educación Básica y Media superior. A partir de estas circunstancias, se han llevado a cabo, programas de la S.E.P., como también en los niveles de educación básica y media,  así como de instituciones públicas diversas, para impulsar la lectura dentro de la familia. Es ocioso comentar, el estado lamentable de la educación básica en nuestro país; misma que ha sido objeto de una investigación documental en la película “DE PANZASO” por el periodista Carlos Loret de Mola y Juan Carlos Rulfo.  De todos es sabido, la importancia y la presencia  que ha  adquirido en nuestras sociedades el desarrollo de los medios y tecnologías de comunicación digital, así como las redes de internet  por las que circula una inmensidad de información. Sin ésta sería difícil concebir el funcionamiento de toda sociedad en cualquiera de sus niveles.  .  ¿Pero qué tiene que ver todo esto, con las sociedades de la información, la tecnología y el conocimiento?  ¿Qué importancia tiene el acto de leer o la lectura propiamente dicha y qué relación tiene con el tema que abordaremos?

 Para abordar estos temas, me permití entrevistar al Sr. Justino Romero, a quien agradezco su disposiciòn para contestar las siguientes preguntas.

1.- Para empezar la entrevista; ¿me podría mencionar algunos  antecedentes  de lo que podríamos entender por “sociedades del conocimiento”?
Bien, “sociedades del conocimiento”, en tanto que sociedades orientadas al conocimiento. Siempre las ha existido desde el origen del hombre en estado gregario. La necesidad de aprehender y comprender el mundo, le ha permitido al hombre adquirir experiencias y conocimientos que compartirá a los miembros de su colectividad y demàs generaciones, mediante la tradición oral, visual o escrita. Pero, es en pleno siglo XX después de la 2ª guerra mundial que, con el inmenso desarrollo de las tecnologías de la comunicación, la información digital, y las redes de internet, se ha configurado lo que podríamos llamar, una “red o sociedad mundial de la información” cada vez más articulada e integrada por la mayoría de los países que integran el orden mundial.  A este intercambio cada vez más creciente y veloz  de la información,  le corresponde, paralelamente, en cierto modo,  el desarrollo de  “sociedades del conocimiento”. Sociedades orientadas a la inversión de porcentajes cada vez mayores  de su Producto Interno Bruto,  a la investigación y desarrollo científico. La noción de riqueza de una nación está cambiando. No solo los países con  reservas petroleras serán los más ricos, también aquellos que inviertan y generen más conocimientos y patentes; a éstos también se les ha denominado como “economías del conocimiento”. El perfil del orden mundial, se está modificando. La noción de “sociedad del conocimiento” fue utilizada por primera vez en 1969 por un universitario, Peter Drucker. También valdría la pena consultar el informe mundial de la UNESCO, del 2005. Creo, que podría aclarar muchas dudas al respecto. Por lo que se refiere a las políticas de educación que deben seguir los países miembros.


2.-  Bien, después de lo anterior ¿Podría explicarnos, qué importancia tiene la lectura  y que deberíamos entender por “sociedades de la información”?
                Antes que nada, hay  que precisar algunas cuestiones, por así decirlo, de orden antropológico. El hombre es un  creador de símbolos y el sistema simbólico por excelencia que ha creado: es el lenguaje. El lenguaje es un sistema de signos y significados convencionales que el hombre crea en sociedad, mediante el cual intenta explicar y comprenderse a sí mismo y a su propia realidad y así, poder intervenir y  actuar en ella. Por el lenguaje el ser humano se humaniza constantemente. Por medio del lenguaje (ya sea oral, visual o escrito) crea otras realidades independientes y significativas para él, hacen que el mundo sea más habitable. Ejemplos de sistemas simbólicos: las religiones, el arte, la ciencia, la política, la  historia, los mitos, la filosofía, etc.
 Pues bien, el hombre al crear el lenguaje escrito, crea la posibilidad de fijar en textos o libros  sus vivencias, conocimientos, experiencias, sueños, fantasías, pensamientos, etc., y acumular incesantemente, como un patrimonio creciente y perdurable como si fuera un memoria externa, con la cual le permitirà también un creciente innovación de la cultura y su transmisiòn a otras generaciones. En fin, todo esto que digo se acelera mucho con la invención de la imprenta en el siglo XV y abre la posibilidad de acceder a toda esta información  plasmada en libros o publicaciones a un mayor número de gente. Así las cosas, todas las sociedades generan información, valores y conocimientos acordes a la singularidad de cada sociedad. Y esta información es cada vez màs creciente e inmensaLas formas que se han dado cada sociedad para transmitir este caudal de conocimientos e información es: La educación. Pero la llave principal y básica de acceso a esta información y conocimientos es: La lectura. La lectura es el acto de leer  que realiza solitariamente el lector y el autor del libro, es un diálogo silencioso en que el lector, valora, jerarquiza y asimila los conocimientos y experiencias que le transmite el autor. También puede articular y estructurar estos conocimientos adquiridos e innovar creando otros conocimientos. Esta es una facultad creadora de la lectura.

3.- ¿Qué relación existe entre lectura y conocimiento y cómo relacionarlas con las  “Sociedades del conocimiento y la tecnología”?

Pues, como decía anteriormente. Todas las sociedades generan información y conocimientos y su principal preocupación es transmitir éstos, por medio de la educación y la lectura. Pero como todos sabemos: el aprendizaje es estrictamente individual. Si las sociedades no desarrollan capacidades lectoras en los individuos, difícilmente podrán transmitir su historia o memoria colectiva y, mucho menos, crear conocimientos y experiencias competitivas ante otras sociedades. Es claro, que no todas las sociedades tienen el mismo desarrollo científico y tecnológico. ¿Cómo explicar el desarrollo de las sociedades industriales del siglo XVII? ¿No fue la máquina de vapor un detonante de la Revolución Industrial? O más recientemente,  ¿cómo explicamos la  emergencia de países con alto desarrollo científico y tecnológico en pleno siglo XX,  en áreas como la energía nuclear, telecomunicaciones, informática, robótica, biotecnología y biología molecular, etc.? El conocimiento y la innovación tecnológica, tiene como fuente de desarrollo la investigación y creatividad del individuo en torno a los requerimientos, técnicos, científicos de su sociedad que le toca vivir.


4.- ¿De qué manera influye el desarrollo de las tecnologías de la comunicación digital; por ejemplo: las redes de internet y qué importancia desempeña en éstas, la lectura?
                Bueno, repetiré un poco de lo que dije anteriormente ¿Qué son las “sociedades del conocimiento y la información”? Pues bien. Poco después de terminar la 2ª guerra mundial, a mediados del siglo XX, inicia lo que se ha dado en llamar la 3ª. Revolución industrial que tiene como motores de desarrollo las economías que basan su crecimiento económico en una fuerte inversión en investigación y desarrollo científico y tecnológico: Informática y robótica, Telecomunicaciones en redes digitales, Biología molecular, Biotecnología, etc. Ya no serán solo los países poseedores de petróleo los que se definan como los más ricos, el concepto de riqueza cambiará. Hoy, en pleno siglo XXI, las economías en verdad pujantes serán aquellas que inviertan y estén a la vanguardia en el desarrollo de la investigación científica y tecnológica. Basta ver la importancia económica  de empresas como Nokia, Google, Microsoft, no solo en sus países sino también a nivel mundial. Esto nos habla de una dinámica, verdaderamente, cambiante en el orden mundial globalizador. Para todos es claro,  el auge inusitado de las tecnologías de comunicación: la telefonía celular y las telecomunicaciones digitales. Habrá  que imaginarse que sucederá (de hecho, ya està sucediento) cuando toda la información impresa que tenemos en archivos, bibliotecas, periódicos y revistas, se archiven en memorias digitales. Esto hará màs fácil y accesible su consulta  como también  el traslado e intercambio con otros países o sociedades. Lo que hace inmensamente sorprendente, es la velocidad y cantidad de información que circula por las redes digitales. Nuestras nociones de espacio-tiempo cambian radicalmente. Esto le da a nuestro mundo contemporáneo un perfil globalizador inusitado.

5.- ¿Piensa que  a las actuales redes de internet se les da el uso adecuado por los usuarios? ¿O hasta donde se ha convertido en otra forma más  de entretenimiento?
 Cualquier individuo  que ingrese a la red de internet,  puede darse cuenta de la inmensa  información de la cual dispone. Esto es una ventaja, pero también puede ser  una gran desventaja ¿Por qué? El disponer de una gran cantidad de información no asegura automáticamente, que este individuo pueda en verdad,  jerarquizar, discriminar y articular la información que recibe, y así,  crear conocimientos que le sirvan para enfrentar y tomar decisiones que le plantee la realidad. Es aquí donde el individuo si no cuenta con una capacidad lectora cada vez más competente  en el terreno de la investigación y el conocimiento, puede quedar al margen y “ahogarse” en la “inmensidad” de información y ser seducido o presa fácil por las gamas del entretenimiento que abundan en  las redes sociales. Aquì valdría la pena agregar, aquello que Mario Vargas Llosa ha escrito  en sus màs recientes reflexiones sobre la cultura y la civilización de la cuàl formamos parte en este siglo XXI: La banalización de la cultura y la civilización del espectáculo. Y, ciertamente, lel acto de leer no escapa a esta banalización de la cultura: ¿Què hacer ante una, cada vez màs creciente, sociedad en la que prevalece la diversión como valor supremo? ¿Què hacer ante la ausencia de jerarquías u homologación de nuestra cultura en la que, no hay diferencia entre un Montaigne, Joyce, Paz y un concierto de los Rolling Stones, Madonna, Michel Jordan o Brad Pitt? ¿Què hacer ante una erosión, cada vez mediática, del arte, la literatura, la política y el sexo, etc.? Estos temas y las reflexiones que nos aporta Vargas Llosa en su más reciente libro: “La civilización del espectáculo” son, por lo demás, imprescindibles para comprender la situación de nuestra cultura sino que también la circunstancias que enfrenta la lectura, es decir, el acto de leer y el sujeto que encarna ese acto: el individuo, en esta sociedad moderna. Por ùlitmo, dirè parafraseando unas palabras de Vargas Llosa en su “Breve discurso sobre la cultura” (2010): “…lo peor y lo mejor de la aventura humana pasa siempre por los libros –por supuesto, lo mejor de la literatura- y de que ellos ayudan  a vivir.” 

6.-  ¿Para cerrar esta entrevista, que nos puede decir a manera de conclusión?

Bueno, no sé si esto sea una conclusión o el inicio de otro tema que,  a mí en lo personal, me interesa y me gusta mucho dado que habla de la lectura no como herramienta instrumental o  capacidad desarrollada y compleja de leer textos escritos.; sino como una filosofía u ontología de la lectura  que, por supuesto, por razones de tiempo y espacio  sería tema de otra conversación. ¿Qué quiero decir con esto? Bien, retomaré unas líneas de pensamiento del poeta, escritor y ensayista mexicano Gabriel Zaid quien ha reflexionado profunda y extensamente sobre el tema de los libros y el carácter creador de la lectura.
En un principio dijimos que el hombre es un ser creador de símbolos por excelencia; es creador de sistemas simbólicos (arte, literatura, filosofía, instituciones, valores, ciencia, etc.)  plenos de sentido o significado, el hombre es un creador de lenguajes en constante evolución. Si, como decía Octavio Paz: “La cultura de una sociedad es casi ininteligible si se desconocen los significados de su lenguaje. La cultura no solo es material (cosas) e insititucional (estructuras sociales) sino que es signo (idea, concepto).”  Mucho de lo que el hombre ha creado es resultado de lecturas creativas  de su cultura, de una constante y continúa innovación creativa, de tal forma que haga más habitable la vida.  El hombre crea por la lectura, pero también se recrea a sì mismo. El hombre y la sociedad es fruto y se enriquece de ese imaginario social: El arte, literatura y, en especial, la poesía, son las formas màs altas de la creatividad humana. Es claro, que estas formas son resultado de lecturas creativas. Asì,  se entiende lo que decía Heidegger “el lenguaje es la morada del ser”, igual se podría decir: “leer es habitar la casa del ser”.  Hay un imperativo ètico y estètico: “la lectura hace màs habitable la vida” por la originalidad y por su creatividad. Ante la continua especialización de los conocimientos y saberes, Zaid nos sugiere un aliento convergente y unificador en nuestras lecturas, una apuesta por la cultura del saber libre e independiente en contraposición a la cultura del saber jerárquico y certificado. Termino con la siguiente cita: “Leer creativamente es tener el genio para descubrir nuevas modalidades del ser y de lo humano; trazar  nuevos caminos, hacer inteligibles nuevos territorios de la conciencia, la experiencia, la percepción: incrementar la vida y sus posibilidades”
              (“Gabriel Zaid, Lectura y conversación’", Humberto Beck)